lunes, 20 de julio de 2009

Reflexiones desde las alturas

Dado que no puedo dormir, dado que el peliculón que Iberia nos ofrece no me acaba de convencer (Hannah Montana: La película) y dado que me he terminado todos los pasatiempos del periódico no me parece mal momento para hacer una valoración de mi último año en China, sobrevolando el Atlántico en un Airbus 340 dirección a México DF.

Hace un año y medio aproximadamente, tras aprobar la última asignatura de la carrera y comenzando la recta final del Proyecto (donde recta final quiere decir especificar mi proyecto de investigación algo más que jugar un poco con los carísimos juguetes del laboratorio) empecé a plantearme qué hacer con mi vida una vez terminara la carrera. Desde que tengo recuerdo creo que siempre he tenido muy claro que una vez terminara mis estudios quería vivir una temporada bastante lejos, al principio las opciones que barajé fueron dos: Las becas UNITES y las becas Faro, e incluso durante un corto periodo de tiempo las ICEX. Como sabéis al final ninguna de las opciones fue la elegida, me fui a Guangzhou para montar la versión china de la empresa familiar.

La motivación para embarcarme en esto era muy clara, el estar en China era el fin (no tenía por qué ser China especialmente, cualquier país sudamericano también me hubiera valido, por ejemplo) y el trabajo allí era definitivamente el medio. Es curioso como al final las expectativas que tenía a priori (viajar, conocer, aprender) se van poco a poco cumpliendo (en comparación con algunos amigos expatriados la primera de una forma bastante escasa) pero viniendo dadas todas en primer lugar por el trabajo.

Me explico, la primera es obvia, he viajado bastante más debido al curro que por turismo, espero que el año próximo pueda poner algo de remedio a esto. La segunda radica en que entablar amistad con los nativos es extremadamente difícil, no sabría explicar muy bien por qué, pero quitando las parejas extranjero-con-china es muy extraño ver grupos mixtos de expatriados y chinos/as saliendo juntos de fiesta, así pues mi principal forma de trato con chinos se da en el ámbito laboral. Y la tercera es consecuencia directa de las dos anteriores, amén de que estoy aprendiendo una barbaridad debido al trabajo cotidiano, hasta de cosas que en principio me la soplaban bastante (véase contabilidad, temas fiscales, etc.) pero igualmente, aprender es bueno, sea de lo que sea.

Cuando llegué a casa el jueves por la tarde tenía una mezcla de sensaciones un tanto extraña, por una parte sentía muy lejana mi primera partida hacia Asia pero por otra parte todo estaba tan “igual” que también sentía que el tiempo no había pasado por Valladolid… Pero sin embargo ahora ya sí estoy seguro de que he asumido totalmente que mi casa está en Cantón. Yo no vivo en España, yo estoy en España de visita, yo ya vivo en China. Lo cual no quita, por supuesto, que en China jamás me halle tan integrado como para olvidarme de que allí soy un inmigrante. Espero que aún me falte mucho tiempo para llegar a ese punto, pero intuyo que cuando una persona vive durante mucho tiempo lejos de “su tierra” (entiéndase como sentimiento personal, no como lugar geográfico) pero no el suficiente como para considerar su tierra a esa nueva en la que vive se debe acabar instalando en uno una sensación de desarraigo un tanto extraña. Debe ser raro no tener, aunque sólo tenga valor como recurso mental, un “lugar al que regresar”.

Sé que es una obviedad, pero cada vez me sorprende más que la relación entre el “cariño” que siento por mi tierra (cuando hablo de mi tierra hablo sobre todo de Valladolid, España se me hace un espacio demasiado grande como para poder llegar a ese punto) y la cantidad de tiempo que paso fuera de ella sea tan directamente proporcional.

Siempre me pasa lo mismo, me pongo a teclear sin seguir ningún hilo y al final no sé si he contado algo o no o qué… En resumen, que en China estoy bien, contento tanto a nivel personal como laboral, y que si bien el horizonte temporal de retorno definitivo estaba relativamente claro antes de ir hacia allá cada vez está más y más difuso… Por cierto, aviso para navegantes que se planteen visitar tierras orientales, recuerdo que tengo vacaciones la primera semana de octubre y la última de enero y una habitación libre…

A mi gente de aquí… Espero poder disfrutar de ustedes al máximo este verano. A mi gente de allí… Nos volveremos a ver pronto. A todos ustedes… Sean muy felices.